Ha llegado el otoño y los días se han acortado. Las noches son más frescas y las madrugadas más oscuras. Es el momento de recuperar nuestras prendas más cálidas, con lo que empiezan los movimientos de vestuario entre armarios y vestidores. Los espacios dedicados y especializados que nos permitan colocar cada cosa en su lugar y encontrar lo que buscamos de un solo vistazo no solamente son imprescindibles, sino que además pueden llegar a ser muy hermosos.
Estamos ante uno de esos momentos en los que la funcionalidad y la belleza se funden para crear espacios muy personales e íntimos. Los vestidores y los armarios guardan nuestros objetos más personales y algunos de los más queridos. Queremos que no se nos extravíen y que se conserven en el mejor estado posible, no en vano muestran nuestra personalidad y son una de nuestras formas más importantes de expresión. Por ello, hoy nos vamos a centrar en esos complementos que convierten nuestros vestidores en sitios confortables y únicos.
Por ejemplo, zapateros verticales que cómodos y que maximizan en espacio protegiendo nuestro calzado del polvo. Separadores que permiten que nuestros enseres no se amontonen y permanezcan colocados. Pantaloneros, estanterías extraibles, distintos niveles de perchas colocados para dar cabida a ropa de distintas longitudes, etc. Todo esto aderezado con alfombras que den confort, cómodos asientos para facilitarnos la tarea de arreglarnos, espejos que permitan ver el resultado de nuestra obra y luces cálidas pero que no oculten los posibles fallos de nuestro atuendo. Todo especialmente pensado para que salgamos de nuestra casa con nuestra mejor cara.
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